¿Qué hacer ante un proceso inflamatorio?
La inflamación es un proceso que nos ha acompañado a lo largo de la evolución. Además, sirve para proteger a nuestro organismo. Su señal induce a la llegada de células inmunitarias. Éstas van a ser las responsables de protegernos ante posibles procesos infecciosos.

¿Qué es exactamente la inflamación?
Piensa en cuando tienes gripe y la temperatura del cuerpo sube para combatir el virus. Esa es una forma de inflamación. También lo son el enrojecimiento y la hinchazón que ocurren cuando te doblas el tobillo: es el proceso que dispone el cuerpo para proporcionar las sustancias químicas y los nutrientes curativos que son necesarios para ayudar a reparar el daño. Estos son ejemplos de inflamación aguda, que es una respuesta temporal y útil ante una lesión o una enfermedad. Una vez que desaparece el peligro, también desaparece la inflamación. Por otro lado, la inflamación crónica es un trastorno lento y progresivo causado por un error del sistema inmunitario que mantiene el cuerpo en un estado prolongado de alerta máxima constante.
Revisando este aspecto tan básico de nuestra fisiología uno puede pensar lo siguiente. Entonces, cuando suframos un proceso inflamatorio, ¿debemos de tomar un fármaco inmediatamente para frenarla? La respuesta es clara y contundente: NO.
La revisión del trabajo del Dr. Charles Serhan de la Universidad de Harvard nos muestra una gran cantidad de literatura científica que acuña bajo el nombre de Resoleomics. Se trata de un conjunto de mediadores especializados pro-resolventes –Specialized Pro-resolving Mediator, SPM- derivados de la grasa Omega 6 ácido araquidónico (AA) y de las Omega 3 EPA y DHA que se conocen como lipoxinas, resolvinas, protectinas y maresinas.
Con el estudio de los Resoleomics, hemos podido entender como la inflamación es un proceso que no depende de los antiinflamatorios para poderse detener. Y que, lógicamente, nuestro cuerpo, de la misma forma que tiene las herramientas para poder inflamar, también las tiene para poder parar la inflamación una vez ésta ya ha hecho su trabajo.
Interrumpir este proceso mediante fármacos va a ocasionar que el proceso inflamatorio no pueda cursar con normalidad. Como tampoco lo hará si nuestro cuerpo no cuenta con las grasas pro-resolventes. Todo ello induce a que el tejido implicado se acabe fibrosando.
Entonces, ¿qué hacer ante un proceso inflamatorio?
1. Tomaremos fármacos solo en el caso de que el dolor supere 7 sobre 10 (siendo 0 nada de dolor y 10 máximo dolor). 2. No debemos de tomar medicamentos si el dolor es inferior. Estos no ayudarán a curar el proceso más rápido, sino que lo bloquearán generando que se resuelva de una forma mucho menos eficaz. 3. Comeremos alimentos pro-resolventes: pescado azul y marisco (fuente de EPA y DHA). También huevos e hígado biológico (fuente de AA), aceite de oliva extra virgen, aguacate, zanahoria, cilantro, frutos rojos, piñones y cúrcuma. 4. Hidratación. Nos hidrataremos con agua mineralizada.
5. Crioterapia (terapia con frío) La aplicación de frío puede contribuir a insensibilizar los tejidos y aliviar así los espasmos musculares, el dolor provocado por una lesión y el dolor o la inflamación de aparición reciente en la región lumbar. Se puede aplicar el frío utilizando una bolsa de hielo, una bolsa fría o líquidos (como el cloruro etílico) que enfrían por evaporación.