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Los minerales en el organismo

Los minerales son esenciales para el funcionamiento de nuestros genes dado que su ausencia puede provocar errores en la reparación y expresión genética, causando múltiples enfermedades incluidas las degenerativas, entre ellas el cáncer.

Los síntomas de una deficiencia de minerales pueden ser muy variados dependiendo de la carencia más importante.

En general los minerales más deficientes en nuestra dieta son el magnesio, calcio, yodo y el selenio; pero debemos recordar que para tener buena salud necesitamos un aporte de todos los nutrientes esenciales.

A manera de ejemplo, la deficiencia de cobre puede resultar, entre otros, en una decoloración del cabello (canas) y alteraciones vasculares de tipo varices, ya que el cobre es necesario para producir la pigmentación del pelo, así como para la adecuada estructura de las fibras elásticas de las venas y arterias.

La falta de calcio puede manifestarse como contracturas musculares, fracturas y alteraciones cardiovasculares.

La suplementación de vanadio y cromo pueden disminuir los requerimientos de insulina en la diabetes tipo 2, según un estudio de la Universidad de Vancouver en Canadá.


La deficiencia de yodo puede desencadenar hipotiroidismo, el cual se manifiesta en síntomas tales como intolerancia al frío, problemas de memoria, depresión, etc. El yodo puede estar bajo porque no se consume, por ejemplo, por dietas bajas en sal yodada o por baja ingesta de algas. La adecuada utilización del yodo se dificulta con el abuso de productos como la soja y el fluor.

La falta de zinc, selenio y hierro impiden que la hormona tiroidea se active de T4 a T3 (hormona tiroidea activada).


Un nivel bajo de selenio se asocia a enfermedades degenerativas como el cáncer. Algunos estudios de deficiencias de selenio en animales, caso de chimpancés, muestran el aumento de enfermedades muy parecidas a la fibrosis quística de los humanos; esto sucede cuando la hembra embarazada tiene muy poco selenio durante el embarazo, tal como se detalla ampliamente en el libro “Epigenetics: The Death of the Genetic theory of Disease Transmission”, del doctor Joel Wallach.


La depresión puede ser otro síntoma de falta de minerales ya que para poder producir serotonina, un neurotransmisor antidepresivo, se requiere calcio, hierro, zinc y magnesio.


Las necesidades en minerales son cotidianas y deben ser aportadas por la alimentación. Al igual que las vitaminas, el organismo no puede fabricar por sí mismo algunos minerales, y el excedente se elimina a través de los riñones. Las necesidades varían en función de las personas, de su actividad física e intelectual, de su estado de salud, de los hábitos alimenticios y del consumo de medicamentos, tabaco, café o alcohol.


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